En un mundo donde el cambio climático genera escenarios cada vez más inciertos, los puertos costeros, nodos logísticos clave para el comercio global y motores de desarrollo regional, se enfrentan una amenaza creciente por la interacción simultánea de múltiples fenómenos extremos: oleajes intensos, vientos, corrientes y la subida del nivel del mar. Frente a estos desafíos, investigadores del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria) y de la Universidad de Oxford proponen una respuesta científica innovadora y práctica.

Publicado en la revista científica Coastal Engineering, el trabajo liderado por Alberto Fernández Pérez, junto a Javier L. Lara e Íñigo J. Losada, presenta un marco de adaptación flexible y dinámico para infraestructuras portuarias que permite tomar decisiones adaptativas antes de que el riesgo climático llegue a niveles no tolerables. Este enfoque representa un avance sustancial frente a las estrategias actuales, predominantemente estáticas y centradas en un solo tipo de fenómeno.

De la predicción al plan: convertir señales climáticas en decisiones portuarias 

La metodología propone una integración inédita entre análisis cuantitativos de riesgos climáticos compuestos y un sistema de seguimiento operativo combinando test de estrés y una optimización de los llamados ‘triggers’ de decisión. Esto permite a los gestores portuarios no solo evaluar los riesgos esperados, sino actuar de forma anticipada, antes de que se materialicen daños estructurales o disrupciones logísticas.

En el caso piloto, aplicado al Puerto de Llanes (Asturias, España), el sistema ha demostrado su capacidad para detectar vulnerabilidades críticas en infraestructuras clave como diques, muelles o grúas, así como en servicios estratégicos como el atraque pesquero. Según los autores, muchos de estos riesgos ya son relevantes hoy y se intensificarán en las próximas décadas bajo diferentes escenarios climáticos.